El recorrido inició a las 2:30 de la tarde. El cielo estaba cubierto de nubes densas que, como continentes esponjosos, anunciaban lluvias ligeras y pasajeras. A pesar del clima inestable, la misión con el alcalde Dio Astacio, era clara: navegar el río Ozama y recorrer el Parque Cachón de la Rubia.
Objetivo: identificar las fuentes de contaminación con residuos sólidos urbanos, y posteriormente recorrer el Parque Cachón de la Rubia para evaluar su situación después de la tormenta y recopilar información para definir su transformación futura en un proyecto eco turístico de referencia.
La salida se realizó desde el muelle militar del Área de Dragas de Sans Souci, bajo la coordinación de la Armada de la República Dominicana. Acompañamos al alcalde de Santo Domingo Este, Dio Astacio, el biólogo Lemuel Familia, Miguel Pacheco, director de Aseo Urbano, quien escribe y otros.
Astacio encabezó esta jornada de inspección con el propósito de profundizar en el diagnóstico ambiental del río y sus zonas adyacentes.
Evidencias
Durante el trayecto en lancha, las evidencias visuales confirmaban lo que muchos sospechaban: la contaminación del Ozama persiste, pero su origen no es uniforme. En distintos tramos del río se observaron residuos plásticos, espumas, botellas, depósitos de basura y tierra con el fin de robar terrenos al río y construir casuchas, y desechos arrastrados por las corrientes urbanas.
Sin embargo, al analizar las cañadas que desembocan desde Santo Domingo Este, se constató que sus aguas eran sorprendentemente limpias. Este hallazgo refleja que el municipio ha logrado avances significativos en la gestión de sus residuos y en el control de los vertidos, en especial el éxito del proyecto de instalación de los contenedores.
El contraste se hizo evidente al pasar por las cañadas que provienen del Distrito Nacional y de Santo Domingo Norte, cuyas aguas turbias y cargadas de desechos mostraban un nivel de contaminación mayor.
Esta diferencia pone de manifiesto la necesidad de un enfoque metropolitano integral para la protección del sistema fluvial, que no reconoce límites políticos ni administrativos. Donde los alcaldes cuyas comunidades son parte del recorrido del río Ozama, coordinen políticas de protección al río Ozama y control de vertido de residuos y contaminantes.
Cachón de la Rubia
Concluida la navegación, el alcalde Dio Astacio nos sorprende a todos, y solicita al equipo de la Armada que nos acompaña, dejarnos en el Cachón, que a partir de ahí, seguiríamos el recorrido a pie. Los que habíamos ido con zapatos, solo nos miramos.
Descendimos de la lancha y continuamos a pie para recorrer el Parque Ecológico Cachón de la Rubia. El terreno húmedo y el aroma a vegetación mojada anunciaban el paso reciente de la tormenta. Se notaban los efectos del fenómeno atmosférico: ramas caídas, acumulación de sedimentos y zonas encharcadas.
Aun así, el parque conservaba su vitalidad. Durante el recorrido se evaluaron sus tres charcos naturales, verdaderas joyas ecológicas dentro del entorno urbano. El tercer charco, en particular, nos dejó fascinados: un espejo de agua cristalina donde niños y parejas se bañaban con alegría, disfrutando de la frescura del entorno natural.
Este punto simboliza el potencial que posee el Cachón de la Rubia para convertirse en un destino ecoturístico sostenible. El levantamiento de observaciones permitió identificar oportunidades para mejorar la infraestructura del parque, tales como la recuperación de senderos, la instalación de señalización ambiental, el fortalecimiento de la seguridad y la creación de áreas educativas e interpretativas.
Estas acciones forman parte del plan de transformación del Cachón de la Rubia en un espacio modelo para el turismo ecológico, la educación ambiental y la recreación familiar.
La experiencia dejó claro que Santo Domingo Este cuenta con un valioso patrimonio natural que debe ser preservado y potenciado. La limpieza de las cañadas locales demuestra que los esfuerzos municipales y comunitarios están rindiendo frutos, y que el compromiso con el saneamiento ambiental comienza a tener resultados tangibles.
Conclusión
En conclusión, este viaje permitió confirmar que el problema de contaminación del río Ozama tiene causas externas al territorio de Santo Domingo Este, pero también dejó en evidencia que su recuperación solo será posible mediante la colaboración entre los municipios que lo comparten.
El Cachón de la Rubia, por su parte, representa una oportunidad para demostrar que la naturaleza puede ser aliada del desarrollo cuando se la respeta y se la gestiona con visión sostenible.
El río Ozama sigue siendo una arteria vital para la ciudad, un reflejo de nuestra relación con el medio ambiente. Sanarlo es más que una tarea ecológica: es un compromiso con la vida, con la dignidad urbana y con el futuro de las generaciones que vendrán.
JPM
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