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¿Prefieres tener sexo con el ex o con tu crush?
Redacción. -Dentro del entablado de las relaciones sentimentales y la sexualidad, un comportamiento común es la inclinación de muchas personas a retomar encuentros sexuales con una expareja, en lugar de iniciar vínculos con alguien nuevo.
Sin embargo, en forma pueda parecer una decisión contradictoria o incluso poco evolutiva, esta elección se basa en aspectos psicológicos, biológicos y emocionales que merecen un análisis más profundo.
Familiaridad y seguridad emocional como factores clave
Uno de los motivos más relevantes detrás de esta tendencia es la sensación de seguridad emocional que ofrece una relación pasada. Investigaciones en psicología evolutiva sugieren que los seres humanos tienden a valorar la familiaridad como signo de confianza y bajo nivel de amenaza. En el terreno sexual, donde existe una fuerte exposición física y emocional, esa confianza construida previamente puede disminuir la ansiedad y el temor al rechazo.
El conocimiento previo del cuerpo, las reacciones y las preferencias sexuales de una expareja elimina muchas de las incógnitas presentes en los primeros encuentros con una nueva persona. Esto facilita una conexión más fluida y menos cargada de tensiones, ya que la comunicación no verbal y la sincronización sexual ya están establecidas.
El apego afectivo y la persistencia de la química cerebral
Desde la perspectiva neurocientífica, el apego que se desarrolla en una relación se manifiesta en conexiones neuronales profundas, reguladas por hormonas como la oxitocina y la vasopresina, responsables del vínculo afectivo y del placer. Luego de una ruptura, estos circuitos pueden seguir activos, generando una especie de «enganche químico» que dificulta el desapego total.
Además, la dopamina —asociada al placer y la recompensa— se libera con intensidad al revivir experiencias sexuales con una pareja ya conocida, lo cual refuerza el deseo y la atracción. Esta combinación química puede hacer que el reencuentro con una expareja resulte más estimulante que la incertidumbre de iniciar una relación con alguien nuevo.
El temor a lo incierto y la exposición emocional
Comenzar una relación nueva implica asumir ciertos niveles de incertidumbre y adaptarse a dinámicas distintas. Para muchas personas, este proceso puede generar incomodidad o inseguridad. El temor a ser rechazado, a no cumplir con expectativas o a no sentirse en sintonía puede hacer que el sexo con alguien nuevo se perciba como un riesgo emocional mayor.
Estudios en psicología social señalan que la evitación del riesgo es un elemento determinante en la toma de decisiones afectivas y sexuales. En este contexto, optar por un ex representa una forma de reducir la exposición emocional, aunque muchas veces se trate de una decisión basada más en la comodidad que en el amor auténtico.
Entre la sanación y el estancamiento emocional
No obstante, volver a mantener relaciones sexuales con una expareja no siempre es una opción saludable ni liberadora. En algunos casos, puede convertirse en un obstáculo para procesar el duelo de una ruptura o perpetuar vínculos dañinos. A veces, la intimidad física se utiliza como un recurso para mantener una ilusión de conexión que ya no existe, impidiendo cerrar ciclos y avanzar.
Algunos especialistas advierten que esta conducta puede ser un reflejo de dependencia emocional o del miedo a quedarse solo, más que una expresión genuina de deseo o cariño. Por eso, es crucial que cada persona evalúe con honestidad sus emociones y razones al retomar encuentros con alguien del pasado.
El dilema del deseo: entre lo nuevo y lo conocido
El deseo sexual se mueve en un constante vaivén entre la atracción por lo novedoso y la comodidad de lo familiar. La novedad puede resultar estimulante, pero también genera ansiedad o falta de conexión emocional. La familiaridad, por otro lado, brinda seguridad, aunque puede tornarse monótona con el tiempo.
En este sentido, volver a tener sexo con un ex puede representar un punto medio entre ambos extremos. Sin embargo, el bienestar emocional y el desarrollo personal requieren, tarde o temprano, abrirse a nuevas experiencias con valentía y disposición al cambio.
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Redacción. -Dentro del entablado de las relaciones sentimentales y la sexualidad, un comportamiento común es la inclinación de muchas personas a retomar encuentros sexuales con una expareja, en lugar de iniciar vínculos con alguien nuevo.
Sin embargo, en forma pueda parecer una decisión contradictoria o incluso poco evolutiva, esta elección se basa en aspectos psicológicos, biológicos y emocionales que merecen un análisis más profundo.
Familiaridad y seguridad emocional como factores clave
Uno de los motivos más relevantes detrás de esta tendencia es la sensación de seguridad emocional que ofrece una relación pasada. Investigaciones en psicología evolutiva sugieren que los seres humanos tienden a valorar la familiaridad como signo de confianza y bajo nivel de amenaza. En el terreno sexual, donde existe una fuerte exposición física y emocional, esa confianza construida previamente puede disminuir la ansiedad y el temor al rechazo.
El conocimiento previo del cuerpo, las reacciones y las preferencias sexuales de una expareja elimina muchas de las incógnitas presentes en los primeros encuentros con una nueva persona. Esto facilita una conexión más fluida y menos cargada de tensiones, ya que la comunicación no verbal y la sincronización sexual ya están establecidas.
El apego afectivo y la persistencia de la química cerebral
Desde la perspectiva neurocientífica, el apego que se desarrolla en una relación se manifiesta en conexiones neuronales profundas, reguladas por hormonas como la oxitocina y la vasopresina, responsables del vínculo afectivo y del placer. Luego de una ruptura, estos circuitos pueden seguir activos, generando una especie de «enganche químico» que dificulta el desapego total.
Además, la dopamina —asociada al placer y la recompensa— se libera con intensidad al revivir experiencias sexuales con una pareja ya conocida, lo cual refuerza el deseo y la atracción. Esta combinación química puede hacer que el reencuentro con una expareja resulte más estimulante que la incertidumbre de iniciar una relación con alguien nuevo.
El temor a lo incierto y la exposición emocional
Comenzar una relación nueva implica asumir ciertos niveles de incertidumbre y adaptarse a dinámicas distintas. Para muchas personas, este proceso puede generar incomodidad o inseguridad. El temor a ser rechazado, a no cumplir con expectativas o a no sentirse en sintonía puede hacer que el sexo con alguien nuevo se perciba como un riesgo emocional mayor.
Estudios en psicología social señalan que la evitación del riesgo es un elemento determinante en la toma de decisiones afectivas y sexuales. En este contexto, optar por un ex representa una forma de reducir la exposición emocional, aunque muchas veces se trate de una decisión basada más en la comodidad que en el amor auténtico.
Entre la sanación y el estancamiento emocional
No obstante, volver a mantener relaciones sexuales con una expareja no siempre es una opción saludable ni liberadora. En algunos casos, puede convertirse en un obstáculo para procesar el duelo de una ruptura o perpetuar vínculos dañinos. A veces, la intimidad física se utiliza como un recurso para mantener una ilusión de conexión que ya no existe, impidiendo cerrar ciclos y avanzar.
Algunos especialistas advierten que esta conducta puede ser un reflejo de dependencia emocional o del miedo a quedarse solo, más que una expresión genuina de deseo o cariño. Por eso, es crucial que cada persona evalúe con honestidad sus emociones y razones al retomar encuentros con alguien del pasado.
El dilema del deseo: entre lo nuevo y lo conocido
El deseo sexual se mueve en un constante vaivén entre la atracción por lo novedoso y la comodidad de lo familiar. La novedad puede resultar estimulante, pero también genera ansiedad o falta de conexión emocional. La familiaridad, por otro lado, brinda seguridad, aunque puede tornarse monótona con el tiempo.
En este sentido, volver a tener sexo con un ex puede representar un punto medio entre ambos extremos. Sin embargo, el bienestar emocional y el desarrollo personal requieren, tarde o temprano, abrirse a nuevas experiencias con valentía y disposición al cambio.