Connect with us

Economicas

Política fiscal con propósito (OPINION)

Published

on

imagen

El autor es economista y catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

En tiempos de incertidumbre económica, la política fiscal no puede limitarse a balances contables ni a tecnicismos presupuestarios. Debe ser una herramienta viva, orientada a generar empleo digno, dinamizar la demanda interna y fortalecer el poder adquisitivo de los ahorrantes. Este artículo propone una visión renovada: una política fiscal con propósito humano, ética social y vocación transformadora.

I. El empleo, no la dádiva,  como Pilar Fiscal

Una economía sin trabajo digno es una estructura vacía. La política fiscal debe priorizar:

  • Inversión pública estratégica en infraestructura, salud comunitaria, infraestructura vial proactiva y educación técnica.
  • Incentivos fiscales a empresas que generen empleos formales, especialmente en zonas vulnerables, zonas francas y economía de servicios.
  • Reducción de impuestos a microempresas, cooperativas y emprendimientos locales, que son el motor silencioso de nuestras comunidades.
  • Formalización del sector informal, mediante apoyo técnico, tributario y educativo.
  • Protección al ahorrante de Clase Media: mediante una reestructuración del IPI.

El empleo no es solo ingreso: es dignidad, estabilidad y esperanza.

II. Estímulo a la Demanda Interna

La demanda de bienes y servicios es el pulso de la economía popular. Para fortalecerla:

  • Subsidios focalizados en alimentación, energía y transporte, que alivien el bolsillo sin distorsionar el mercado.
  • Reducción del IVA en bienes esenciales, para que el consumo básico no sea un lujo.
  • Política de precios justos, que combata la especulación y proteja al consumidor.
  • Educación financiera popular, para que el consumo sea consciente, sostenible y empoderado.

ÉNFASIS: Una economía que no escucha al consumidor está condenada al estancamiento.

III. Ahorro con Poder: Fortalecimiento del Capital Popular

El ahorro debe ser premiado, no castigado. Para ello, proponemos:

  • Intereses justos en cuentas de ahorro, especialmente para sectores de bajos ingresos.
  • Bonos fiscales para ahorrantes comunitarios, como estímulo al hábito financiero saludable.
  • Fomento de cooperativas de ahorro y crédito, con respaldo estatal y autonomía local.
  • Protección del poder adquisitivo frente a la inflación, mediante coordinación fiscal-monetaria y vigilancia del Banco Central.

ÉNFASIS: El ahorro popular es semilla de inversión, resiliencia y futuro.

IV. Ética Fiscal: Transparencia, Equidad y Visión Humana

Toda política fiscal debe responder a principios éticos:

  • Transparencia en el gasto público, con rendición de cuentas y participación ciudadana.
  • Equidad tributaria, donde quien más tiene, más contribuye.
  • Sostenibilidad intergeneracional, evitando decisiones cortoplacistas que hipotecan el mañana.
  • Inspiración espiritual, reconociendo que la economía debe servir al ser humano, no dominarlo.

ÉNFASIS: La justicia fiscal no es ideología: es responsabilidad moral.

V- Aplicación a la República Dominicana

1. Reequilibrar el gasto público: del consumo político al capital productivo

  • Diagnóstico: Más del 80% del presupuesto nacional se destina a gasto corriente—nóminas, subsidios, contratos administrativos—mientras el gasto de capital (infraestructura, educación técnica, innovación) queda relegado.

  • Propuesta:
    • Establecer un mínimo constitucional o legal para gasto de capital, como porcentaje del PIB.
    • Auditar el gasto corriente para eliminar duplicidades, clientelismo y gastos innecesarios.
    • Priorizar inversión en sectores multiplicadores: agua, energía, conectividad rural, formación técnica.

2. Reforma tributaria con propósito, no con presión

  • Problema: El déficit fiscal se cubre con más impuestos indirectos (ITBIS, combustibles), que afectan más a los pobres.
  • Propuesta:

·         Ampliar la base tributaria sin aumentar tasas: formalizar sectores informales, digitalizar recaudación.

·         Revisar exenciones fiscales a grandes grupos económicos que no generan empleo proporcional.

·         Impuestos progresivos sobre patrimonio improductivo, grandes rentas financieras, y lujo ostentoso.

·         Educación tributaria ciudadana: que el contribuyente entienda cómo y por qué paga.

3. Política fiscal como motor de empleo y ahorro

  • Aplicación directa:
    • Redirigir parte del gasto corriente hacia programas de empleo productivo, como cooperativas agrícolas, talleres técnicos, y microempresas.
    • Crear bonos fiscales para ahorrantes populares, ligados a proyectos comunitarios.
    • Establecer fondos de inversión público-privados para infraestructura local con participación ciudadana.

4. Erradicar el clientelismo fiscal

5. Fiscalidad con visión ética y espiritual

  • En un país profundamente espiritual como el nuestro, la política fiscal debe reflejar valores de justicia, equidad y servicio.
  • La economía no puede ser solo técnica: debe ser humana, solidaria y orientada al bien común.

Conclusión

Repensar la política fiscal es urgente. No como herramienta de control, sino como instrumento de justicia, inclusión y desarrollo humano. Este llamado no es solo para economistas, sino para líderes comunitarios, ciudadanos conscientes y servidores públicos con vocación ética.

Porque donde hay empleo digno, hay pan con esperanza. Donde hay ahorro con poder, hay futuro compartido. Y donde hay política fiscal con propósito, hay país.

Una política fiscal clientelar—basada en favores, subsidios sin propósito productivo, y dependencia estructural—solo promueve el parasitismo económico. Convierte al ciudadano en súbdito, y al Estado en dispensador de migajas. Ese enfoque debe ser abandonado sin ambigüedades.

La fiscalidad debe empoderar, no domesticar. Debe sembrar capacidades, no perpetuar carencias. Porque donde hay empleo digno, hay pan con esperanza. Donde hay ahorro con poder, hay futuro compartido. Y donde hay política fiscal con propósito, hay país.

Y más allá de lo técnico, la política fiscal debe reflejar una visión ética y pragmática, donde sea transparente en su ejecución, equitativa en su carga, sostenible en su impacto Y profundamente humana en su propósito.

Porque donde hay empleo digno, hay pan con esperanza. Donde hay ahorro con poder, hay futuro compartido. Y donde hay política fiscal con propósito, hay país.

Compártelo en tus redes: