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Los 10 peores cambios en la historia Yankees de Nueva York
NUEVA YORK.- A lo largo de su ilustre historia, los New York Yankees han sido sinónimo de éxito y dominio en las mayores, tal y como lo reflejan sus 27 anillos de Serie Mundial y 40 banderines de la Americana.
Sin embargo y pese a haber contado con algunas de las figuras más míticas de MLB, la mediática novena de la Gran Manzana no está exenta de errores garrafales en el departamento gerencial, realizando movimientos que han desembocado en verdaderos fiascos.
De ese modo, se mencionarán 10 de los peores cambios de peloteros realizados de por vida por la directiva de los Yankees, mismos que han supuestos auténticas decepciones en los aficionados y la estructura deportiva del club.

El cubano tuvo buenas actuaciones con los New York Yankees antes de ser canjeado a los Chicago White Sox / IMAGO / Icon Sportswire
Este traspaso resume la impaciencia de los Yankees en los 80’s. McGriff, dueño de 493 jonrones en Grandes Ligas y con una placa en Cooperstown, y Mike Morgan, un lanzador con 22 temporadas arriba, fueron entregados a los Toronto Blue Jays por dos jugadores irrelevantes.
Mientras McGriff explotó en Canadá y luego brilló por dos décadas en otras franquicias, New York desperdició su potencial buscando resultados inmediatos que nunca llegaron.
Después de perder la Serie Mundial en 1981, los mulos entraron en pánico, al punto de ceder los derechos de McGee, futuro MVP, seleccionado a cuatro All Star y pieza clave de los St. Louis Cardinals campeones de 1982, por Bob Sykes, un pitcher que nunca volvió a pisar un montículo.
Sin dudas, una visión a corto plazo que desembocó en un craso error, el cual salió caro.
En un intento desesperado por reforzar la rotación, los neoyorquinos adquirieron a un diestro mexicano en declive. Su efectividad de 8.50 y el hecho de permitir el hit de la victoria a David Ortiz en la histórica remontada de Boston Red Sox en el quinto cotejo de la Serie de Campeonato del joven circuito en 2024 convirtieron a Loaiza en símbolo del desastre.
Encima, el cubano Contreras resucitó su carrera, ayudando a Chicago White Sox a llevarse la Serie Mundial 2005.
Aunque no se entregaron prospectos élites (Ezequiel Durán, Glenn Otto y Josh Smith), el problema de la gerencia del Yankee Stadium estuvo en apostar por un perfil de beisbolista que no encajaba en New York
Gallo fue abucheado constantemente gracias a su palidez ofensiva (.160 de promedio, 194 ponches), y el experimento duró demasiado. Un caso en el cual no se escucharon las señales claras de advertencia.
Canjear al entonces futuro Cy Young de la Nacional (1990) a los Pittsburgh Pirates por dos peloteros del montón (Pat Clemens y Cecilio Guante) y un veterano en el ocaso (Rick Rhoden) resultó otro ejemplo de miopía en la directiva.
A pesar que Rhoden rindió de forma aceptable, los Yankees sacrificaron años de estabilidad en el staff de iniciadores (Drabek también coleccionó votos al Cy Young en otros dos cursos y un All Star) debido a una urgencia equivocada.
Este cambio combinó malas decisiones financieras y deportivas, pues los Bombarderos absorbieron el enorme salario de un Donaldson en declive y saturaron el infield, bloqueando además a sus propios prospectos.
Es cierto que Sánchez y Urshela no mejoraron en Cleveland sus prestaciones del Bronx, pero el costo total de la operación significó un lastre que todavía pesa.
1 de febrero de 1999: enviaron a Mike Lowell a Marlins por tres desconocidos
Mike Lowell, ignorado por los Yankees (traspasado por los intrascendentes Todd Noel, Mark Johnson y Ed Yarnall) en favor del oportuno Scott Brosius, se convirtió en campeón con los Marlins en 2003 y MVP de la Serie Mundial con Red Sox en 2007.
Un doble golpe del destino. New York no sólo perdió un talento propio, sino que vio brillar a éste en manos de sus enemigos directos.
A pesar que los prospectos enviados a Athletics (Dustin Fowler, James Kaprielian y Jorge Mateo) no destacaron, Gray decepcionó masivamente bajo la presión del Bronx.
La expectativa generada era similar a la de un as y candidato al Cy Young; no obstante, su efectividad de 4.90 en 2018 y 4.51 a modo global con los de blanco y rayas, aunado a su salida por la puerta trasera, lo convirtieron en referencia de la desconexión entre oficina y cuerpo técnico.
El regreso del otrora abridor boricua resultó aún peor (5.32 EFE en 2010) que su primera etapa (4.91 EFE en 2004).
Quien también representase a Montreal Expos y White Sox, entre otros, no estuvo a la altura en ningún momento importante. Por si fuera poco, la plana mayor entregó a los Atlanta Braves a tres beisbolistas, incluyendo Melky Cabrera, de aporte significativo en el campeonato de 2009, el último en los anales de la organización, y el entonces prospecto Arodys Vizcaíno, que algunos años después sería cerrador en Grandes Ligas.
Con seis presencias en el Juego de Estrellas para el momento, Brown debía fungir como miembro confiable del pitcheo; sin embargo, terminó siendo protagonista del colapso en la famosa serie de playoffs contra Red Sox en 2004, permitiendo nueve carreras en 3.1 entradas en el infame Juego 7.
El ganador de dos títulos de efectividad en MLB golpeó una pared, se fracturó y colgó los spikes tras otra temporada, 2005, decepcionante. Todo mal desde el principio, cuando los Yankees se hicieron del veterano diestro, desde los Dodgers, a cambio de los rendidores monticulistas Jeff Weaver y Yhency Brazobán, junto al ligaminorista Brandon Weeden.
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