Politica
Implosión de un partido: Un análisis del perredeismo moderno
La implosión de un partido político no es el resultado de un único factor externo, sino de una acumulación de tensiones internas que fracturan su cohesión. Este fenómeno, observable en diversos países, se manifiesta en fragmentación, pérdida de legitimidad, clientelismo y la indisciplina de sus dirigentes.
Muchos partidos, anclados en modelos obsoletos del siglo pasado, carecen de propuestas claras y enfrentan dificultades para adaptarse a las demandas de una sociedad cambiante.
El caso del PRD: Un historial de divisiones: Un ejemplo paradigmático es el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), cuya trayectoria ha estado marcada por recurrentes crisis internas. Desde su fundación, el PRD ha sido liderado por élites que se reciclan en los principales cargos del partido y del Estado, generando pugnas por el control del poder y los recursos.
Estas disputas se intensifican especialmente durante las transiciones gubernamentales, cuando la lucha por posiciones burocráticas revela un profundo individualismo entre quienes aspiran a los cargos más relevantes del gabinete.
Convención de 1963
La primera gran fractura ocurrió tras la elección de Buenaventura Sánchez Féliz como candidato vicepresidencial. Juan Bosch, líder del partido, rechazó esta decisión por considerar que Sánchez no cumplía con el perfil deseado y, en su lugar, designó al médico Segundo Armando González Tamayo.
El gobierno de Bosch, democráticamente electo, fue derrocado en septiembre de 1963, apenas seis meses después de su instauración, evidenciando la fragilidad interna del partido.
Guzmán
La elección de Antonio Guzmán marcó otra crisis significativa. Guzmán entró en conflicto con figuras clave como José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta, fracturando al partido. Previamente, Jacobo Majluta había incumplido un pacto con Salvador Jorge Blanco, en el que se acordó que el perdedor de la convención apoyaría al ganador como compañero de boleta. En cambio, Majluta se alió con el grupo de Guzmán, quien obtuvo la candidatura presidencial.
Las divisiones continuaron con el intento de reelección de Hipólito Mejía, quien impulsó una reforma constitucional para buscar un nuevo período, contradiciendo los principios históricos del PRD. La oposición de la alta dirigencia y la posterior derrota electoral en 2004 desencadenaron una implosión que fragmentó al partido en tres facciones: el PRD, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Partido Social Demócrata Dominicano (PRSD), conocido como “El Toro”.
2020
Cuando el PRM asumió el poder en 2020 bajo el liderazgo de Luis Abinader, las tensiones internas surgieron por motivos similares: los nombramientos. La gestión de Abinader enfrentó no solo la pandemia de COVID-19, sino también las presiones de sus compañeros por posiciones en el gabinete.
A esto se sumaron denuncias de corrupción contra funcionarios externos al partido y el malestar de las bases por su exclusión de cargos burocráticos, lo que evidenció la persistencia de dinámicas clientelistas.
En nuestro país, las sucesivas crisis del PRD y más recientemente, las tensiones en el PRM han erosionado la confianza ciudadana en los partidos, que hoy apenas cuentan con un 20% de credibilidad según encuestas recientes. La revitalización de estas instituciones requiere un compromiso con la transparencia, la renovación y la disciplina interna para recuperar su legitimidad y relevancia en la vida democrática.
De seguir la crisis dentro del PRM, ¿Haría implosión en el 2028?
jpm-am
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