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Imperativo moral, ciencia y humanidad

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LA AUTORA es abogada. Reside en Italia.

En el ámbito tecnológico el hombre continúa un desarrollo que parece imparable, pero en otros ámbitos la pregunta es hasta qué punto el hombre se ha desarrollado en el ámbito social y humano.  Y esto parte de arriba hasta las más bajas esferas.

Vivimos en sociedades más democráticas que las que existían en el pasado,  este progreso hacia sociedades más participativas ha sido fruto del continuo mutar histórico  económico dialectico. Causa y consecuencia  de progresos en el campo humanístico, como la filosofía y el derecho que han llevado al hombre a cuestionar, a razonar y a crear leyes más justas.

El derecho crea leyes que permiten la vida en sociedad,  pero la filosofía busca a través del razonamiento explicación a los fenómenos de la naturaleza humana, el modo de pensar y de actuar del ser humano. Conocimientos  que ha permitido a otras ramas del saber a comprender  al ser humano y su entorno cómo la economía, la historia, Psicología, sociología, la lógica y el mismo derecho. Dando así diversos instrumentos para analizar la realidad y comprender ciertos fenómenos. Unos más acertados que otros.

En esa búsqueda de la esencia de las cosas de la filosofía, en mi opinión de abogado encuentro la concepción sobre la moral del  filósofo alemán, Emmanuel Kant, profunda y visionaria. Autor del libro “La Critica de la Razón Práctica”, en dicha obra afirma su concepción de la moralidad, cuya interpretación ha influenciado  sobre tantos conceptos políticos y legales, sobre todo en lo referente a los derechos humanos.

Según Kant el hombre es un ser razonable pero también sensible. No obstante estas dos características, en ciertas actuaciones el hombre tiene el deber de subordinar su voluntad a lo que él llama la Ley práctica, y esta solo puede venir de la objetividad y no de la subjetividad. Este principio sobre la moralidad es denominado por Kant “Imperativo categórico”, porque es una obligación del hombre civilizado cumplirla.

Una especie de estándar de la racionalidad de la cual todas las exigencias morales derivan.  Principios que se deben actuar no por intereses ni otros tipos de motivaciones, sino porque simplemente es un deber moral.  La forma de este principio es la universalidad. “Actúa de modo que la máxima de tu voluntad pueda valer, junto a las otras, como principio de una ley universal”.

Por ejemplo, el usar la violencia para agredir injustamente a una persona indefensa es un acto inmoral, y lo es, no solo porque es un bien sagrado tutelado por las leyes, sino porque es una acción que permitida y  realizada por todos sumiría al mundo en un caos de violencia.  Un caso menos grave es coger un préstamo al banco pensando en no pagar, es un acto inmoral porque hecho por todos destruiría el sistema bancario, que es un motor de la economía.

Estos principios morales  pertenecen a la conciencia de toda persona normal, sin que esta tenga la conciencia de tenerlo ni pueda justificarla si se mete en discusión. Las personas normales saben, dentro de sí, lo que es justo y lo que no lo es aunque busquen justificaciones e interpretaciones por miedo o por conveniencia.

Kant define estos principios como un deber de “Virtud”,  que en su obra “Critica de la Razón Práctica” los trata en dos títulos,  que considero muy significativos, “La propia perfección” y “La Felicidad de los otros”. El filosofo parte del presupuesto de que todo ser humano es parte de un conjunto en el cual cada uno de sus elementos está unido por una continua interdependencia. Colaboramos con nuestros actos con lo bueno y lo malo que sucede en la sociedad.

Claro, es moral la legítima defensa, el Estado de necesidad. Poder defenderse de una agresión injusta, no solo de violencias físicas sino también sociales o legales (hay leyes que no son morales cuando no obedecen a estos principios categóricos), y siempre y cuando la reacción sea realizada en su justa proporcionalidad.

Según el escritor sueco Bjorn Larrson en su ensayo “Ser o no ser Humanos”, señala que está en nuestro poder hacer respetar esos principios hasta en confronto de la ciencia. “En cuanto ser humano somos capaces de actuar sobre el ambiente y de cambiarnos a nosotros mismos por medio de la tecnológica, de los sistemas de gobierno, de la instrucción, de la ciencia y de los derechos humanos.  En este punto debe ser claro que la ciencia no puede decidir a nuestro puesto cuando de esto va el “deber ser” del camino que debemos tomar”.

En dicho libro Larrson enuncia una frase del libro del neurólogo Jean Pierre Changaux  y  del filósofo Paul Ricoeur, “Porque tantos esfuerzos y fondos enormes invertidos en investigaciones científicas en la búsqueda del hombre sapiens sapiens. Nos sirve de verdad  descubrir cual parte de nuestro cerebro si activa cuando decidimos de mover la pierna o emitir de la boca una secuencia de palabras?”.

El verdadero desarrollo del hombre debe ser integral y natural, y esto se logra con la disminución de la pobreza y la marginalidad, con una educación atenta, que enseñe en las escuelas y desde la más tierna edad  a ser empáticos, reflexivos y respetuosos de estos principios. Es una tarea ardua pero  valiosa, y sin embargo descuidada en los programas educativos.

Vivimos en una sociedad que solapadamente da prioridad  a lo material o se pierde en una espiritualidad pasiva. Los que gobiernan el mundo deben reflexionar sobre esto. Necesitamos más ética en la finanza, más moralidad en las empresas,  en los medios de comunicación,  en la ciencia…la prioridad es el ser humano y no las ganancias materiales.

El avance del hombre no está en colocarse un casco en la cabeza para evitar las depresiones o mejorar la concentración, experimentos de los que habla Yuval Noah Harari en su obra “Homo Deus” y que podrían ser positivos, sino en desarrollar su propia espiritualidad, educar a las nuevas generaciones y en crear una sociedad más justa.  Hay que estar atentos a evitar las degeneraciones del poder tanto Estatales como económicas.

Por que cuando no existen esos límites, hoy abusan de mi y mañana lo harán contigo y con el resto. Quien ha estudiado con detenimiento la historia del hombre, lo sabe. Los avances en la Ciencia y en la Tecnología, sin la moral, solo nos puede convertir en esclavos y no en hombres más evolucionados.

jpm-am

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