Opinion
Guerra interna en EE. UU.: sociedades secretas, purga ideológica y conflicto religioso (1 de 2)
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha desatado una lucha interna sin precedentes en Estados Unidos. Más allá de la política tradicional, el país enfrenta un choque de dimensiones ideológicas, religiosas y culturales, donde entran en juego la confrontación con sociedades secretas, la purga de agencias gubernamentales y la batalla por la identidad nacional.
Este conflicto se desarrolla en varios frentes:
• La influencia de sociedades secretas en la historia y en la política actual.
• La purga de funcionarios en agencias clave para desmantelar el llamado “Estado Profundo”.
• La reestructuración del Pentágono y la lucha por redefinir el papel militar de EE. UU.
• La crisis en la USAID y su financiamiento a agendas progresistas a nivel global.
• La división religiosa que enfrenta a sectores cristianos con el progresismo globalista.
Las sociedades secretas y su influencia histórica
Desde la independencia de EE. UU. y las luchas de liberación en Hispanoamérica, las sociedades secretas han desempeñado un papel clave en la configuración política de la región. Líderes como George Washington, Simón Bolívar, José de San Martín, José Martí, Miguel Hidalgo, Francisco de Miranda y Juan Pablo Duarte estuvieron vinculados a la masonería, una de las más influyentes en la construcción de las nuevas repúblicas.

Estos grupos promovieron ideales de libertad, soberanía y autodeterminación, pero también mantuvieron un enfrentamiento constante con el poder religioso, especialmente con la Iglesia católica y el protestantismo.
Durante siglos, sociedades como los templarios, los jesuitas, los masones, los iluminados, la sociedad de las calaveras y los rosacruces han operado en las sombras, influyendo en gobiernos, universidades y concilios cristianos.
El Vaticano, consciente de su amenaza, declaró a la masonería incompatible con la fe católica.
En respuesta, las logias masónicas se convirtieron en bastiones del laicismo y del pensamiento ilustrado, intensificando la pugna con la Iglesia.
Este conflicto dejó huellas profundas en la geopolítica occidental y sigue siendo objeto de debate, con teorías que señalan la participación de estas sociedades en estructuras globalistas y en el control de los principales centros financieros.
La administración Trump ha sido directa en su enfrentamiento con estos grupos. Su discurso contra el “Estado Profundo” y su lucha contra las élites globalistas han sido interpretados como un desafío a las sociedades secretas que operan en la política estadounidense e internacional.
La purga en las agencias
Con la experiencia adquirida en su primer mandato, Trump ha lanzado una ofensiva contra la burocracia permanente que, según su administración, responde a una agenda globalista y progresista. Esta purga ha impactado a múltiples agencias, removiendo funcionarios alineados con el establishment.
Entre los cambios más significativos están:
1. Hampton Dellinger, director de la Oficina del Asesor Especial, destituido en enero de 2025. Su despido ha generado un litigio sobre su legalidad.
2. David Huitema, jefe de la Oficina de Ética Gubernamental, removido en febrero de 2025, siendo reemplazado por Shelley K. Finlayson.
3. Altos funcionarios del FBI, seis de ellos destituidos sin explicaciones públicas, en medio de una reorganización de la agencia.
4. Más de 30 fiscales federales, encargados de casos relacionados con la insurrección del 6 de enero de 2021, fueron despedidos, lo que ha generado controversia.
5. 56 altos funcionarios de USAID suspendidos por su resistencia a la nueva política exterior de Trump.
Simultáneamente, Trump ha nombrado figuras con posturas más nacionalistas y conservadoras, lo que ha intensificado la confrontación con el establishment político.
Guerra en el Pentágono
Otro de los frentes clave de esta batalla es el control de las fuerzas armadas. La administración Trump ha impulsado una reestructuración del Pentágono con un enfoque soberanista, eliminando políticas que considera una imposición ideológica progresista.
Las principales medidas adoptadas incluyen: Eliminación de programas de diversidad e inclusión, que eran considerados herramientas para la politización de las fuerzas armadas.
Reducción de la cooperación con organismos internacionales, priorizando una política de defensa más unilateral.
Fortalecimiento de una identidad militar tradicional, con oficiales que defienden valores patrióticos y de servicio nacional.
En enero de 2025, Trump destituyó a 17 inspectores generales de agencias clave, incluyendo los Departamentos de Defensa, Estado, Energía y Asuntos de los Veteranos.
Estos inspectores tenían la función de supervisar y auditar el uso de recursos públicos, y su despido ha sido interpretado por algunos como un intento de eliminar voces independientes dentro del gobierno.
Esta reestructuración ha generado tensiones dentro de las fuerzas armadas. Mientras algunos sectores apoyan estos cambios como una restauración de la identidad militar estadounidense, otros los ven como una peligrosa politización del ejército.
(Continúa en la segunda entrega…)
jpm-am
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