Fuerte tormenta deja calles inundadas y vientos de hasta 120 km/h

Redacción.- Una violenta tormenta golpeó París la noche del miércoles 25 de junio, dejando un saldo trágico y un paisaje caótico en la capital francesa. Calles completamente inundadas, árboles derribados, estaciones de metro anegadas y cortes masivos de energía fueron algunas de las consecuencias de este fenómeno extremo.

Las lluvias torrenciales vinieron acompañadas de ráfagas de viento de hasta 120 km/h, incluso en zonas emblemáticas como la Torre Eiffel. Varias estaciones del metro, entre ellas Franklin D. Roosevelt y Porte de Versailles, quedaron fuera de servicio por las inundaciones.

La tormenta también causó la muerte de dos personas: un niño de 12 años perdió la vida tras ser aplastado por un árbol en el suroeste de Francia, y un hombre falleció al chocar con un árbol caído en el noroeste del país. Al menos 17 personas resultaron heridas por los efectos del temporal.

Más de 110.000 hogares quedaron sin electricidad, mientras que el servicio ferroviario fue suspendido temporalmente. Videos difundidos en redes sociales mostraban un cielo completamente cubierto por nubes negras, relámpagos constantes y ráfagas que convertían la lluvia en un verdadero «río de viento».

Ola de calor como antesala del temporal

Horas antes de la tormenta, las temperaturas superaron los 38 °C, en el marco de una intensa ola de calor que afecta a Francia desde el 19 de junio. Se trata de la quinta decena de olas de calor registradas a nivel nacional desde 1947, más de la mitad de ellas ocurridas en este siglo, reflejo del impacto del calentamiento global en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos.

Durante la mañana del jueves, las tormentas comenzaron a desplazarse hacia el noreste del país, provocando un notable descenso de las temperaturas.

Un fenómeno que se repite

Menos de un mes atrás, París ya había sido escenario de otro fenómeno extremo: una granizada masiva cubrió aceras y calles con piedras blancas, provocando el cierre de estaciones de metro, inundaciones y más de un centenar de autos dañados por la caída de árboles.

Aunque estos eventos no son frecuentes en la capital francesa, cuando las tormentas llegan, dejan una marca imborrable en la Ciudad de las Luces.

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Redacción.- Una violenta tormenta golpeó París la noche del miércoles 25 de junio, dejando un saldo trágico y un paisaje caótico en la capital francesa. Calles completamente inundadas, árboles derribados, estaciones de metro anegadas y cortes masivos de energía fueron algunas de las consecuencias de este fenómeno extremo.

Las lluvias torrenciales vinieron acompañadas de ráfagas de viento de hasta 120 km/h, incluso en zonas emblemáticas como la Torre Eiffel. Varias estaciones del metro, entre ellas Franklin D. Roosevelt y Porte de Versailles, quedaron fuera de servicio por las inundaciones.

La tormenta también causó la muerte de dos personas: un niño de 12 años perdió la vida tras ser aplastado por un árbol en el suroeste de Francia, y un hombre falleció al chocar con un árbol caído en el noroeste del país. Al menos 17 personas resultaron heridas por los efectos del temporal.

Más de 110.000 hogares quedaron sin electricidad, mientras que el servicio ferroviario fue suspendido temporalmente. Videos difundidos en redes sociales mostraban un cielo completamente cubierto por nubes negras, relámpagos constantes y ráfagas que convertían la lluvia en un verdadero «río de viento».

Ola de calor como antesala del temporal

Horas antes de la tormenta, las temperaturas superaron los 38 °C, en el marco de una intensa ola de calor que afecta a Francia desde el 19 de junio. Se trata de la quinta decena de olas de calor registradas a nivel nacional desde 1947, más de la mitad de ellas ocurridas en este siglo, reflejo del impacto del calentamiento global en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos.

Durante la mañana del jueves, las tormentas comenzaron a desplazarse hacia el noreste del país, provocando un notable descenso de las temperaturas.

Un fenómeno que se repite

Menos de un mes atrás, París ya había sido escenario de otro fenómeno extremo: una granizada masiva cubrió aceras y calles con piedras blancas, provocando el cierre de estaciones de metro, inundaciones y más de un centenar de autos dañados por la caída de árboles.

Aunque estos eventos no son frecuentes en la capital francesa, cuando las tormentas llegan, dejan una marca imborrable en la Ciudad de las Luces.