Internacionales
Descubren feto en el abdomen de una mujer de 74 años tras más de 30 años
Redacción.- Una mujer de 74 años acudió al hospital por dolores abdominales persistentes, sin imaginar que el origen de su malestar era un embarazo ectópico calcificado que llevaba en su cuerpo desde hacía más de tres décadas.
Rosa, quien vivía en una zona rural, siempre pensó que sus molestias eran “cosas de la edad”. Pero tras realizarse un ultrasonido, los médicos descubrieron una masa calcificada en su abdomen que resultó ser un bebé petrificado: un caso extremadamente raro conocido como litopedion.
El litopedion, o «bebé de piedra», es una condición que ocurre cuando un embarazo ectópico (fuera del útero) no llega a término y, al no ser expulsado ni reabsorbido, el cuerpo lo recubre de calcio para protegerse, calcificándolo lentamente.
Según contó Rosa, a los 40 años sintió síntomas de embarazo, pero en algún momento el bebé dejó de moverse. Sin acceso a atención médica y con limitados recursos, nunca recibió diagnóstico. Vivió con el feto dentro de ella sin saberlo… durante más de 30 años.
Para los médicos, fue un caso médico extraordinario. Para Rosa, fue algo mucho más profundo.
“Yo sabía que algo quedó dentro de mí”, dijo con voz baja. Era su hijo. El que nunca vio nacer, pero que siempre llevó consigo. Un recuerdo doloroso… y silencioso.
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Redacción.- Una mujer de 74 años acudió al hospital por dolores abdominales persistentes, sin imaginar que el origen de su malestar era un embarazo ectópico calcificado que llevaba en su cuerpo desde hacía más de tres décadas.
Rosa, quien vivía en una zona rural, siempre pensó que sus molestias eran “cosas de la edad”. Pero tras realizarse un ultrasonido, los médicos descubrieron una masa calcificada en su abdomen que resultó ser un bebé petrificado: un caso extremadamente raro conocido como litopedion.
El litopedion, o «bebé de piedra», es una condición que ocurre cuando un embarazo ectópico (fuera del útero) no llega a término y, al no ser expulsado ni reabsorbido, el cuerpo lo recubre de calcio para protegerse, calcificándolo lentamente.
Según contó Rosa, a los 40 años sintió síntomas de embarazo, pero en algún momento el bebé dejó de moverse. Sin acceso a atención médica y con limitados recursos, nunca recibió diagnóstico. Vivió con el feto dentro de ella sin saberlo… durante más de 30 años.
Para los médicos, fue un caso médico extraordinario. Para Rosa, fue algo mucho más profundo.
“Yo sabía que algo quedó dentro de mí”, dijo con voz baja. Era su hijo. El que nunca vio nacer, pero que siempre llevó consigo. Un recuerdo doloroso… y silencioso.
