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Opinion

Cumplimiento irrestricto de las sentencias

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

Tras largas jornadas de esfuerzos, esperas y promesas diversas de un fortalecimiento institucional en el pais, a estas alturas no cabe ni puede aceptarse, para nada, la vieja irresponsable expresión aquella de que “la guardia lee como quiera”.

Con los naturales lastres y con los innegables avances en materia de formación y profesionalización, que son muchos, las instituciones militares y la Policía, por una razón elemental de disciplina y obediencia a poder civil, deben sencillamente leer y proceder bien: con la ley y la Constitución en las manos, primero y por encima de todo.No cabe excusa alguna para que alguien se burle e ignore lo que es un mandato y deber claros, sin la debida consecuencia personal.

Viejos casos de incumplimientos y de abusos concretos al amparo de un uniforme o un rango superior, que siempre será por un tiempo y circunstancial, sin que, de la autoridad máxima, la figura del presidente de la República y el comandante en jefe, se dé un ejemplo contundente y resuelto que sirva de referente o recuerdo permanente de que, en un estado de derecho, las leyes y la Constitución de un país son para respetarlas, cumplirlas y hacerlas cumplir.

Esto viene a cuenta, ante la penosa referencia de que el Ministerio de Defensa, órgano cúpula de las Fuerzas Armadas, y la Policía Nacional sobresalen entre las instituciones que dan largas o se rehúsan a cumplir las sentencias emanadas del Tribunal Constitucional (TC), que sostenemos que su creación fue lo mejor que pudo pasarle al país, para garantizar el respeto de derechos fundamentales muchas veces pisoteados por estos lares.

En los tiempos actuales, de reforma policial y de promesas de cambios del jefe del Estado, y de otras mentalidades y actitudes desde la cabeza de los cuerpos uniformados, se espera que las cosas, la visión y el proceder deben ser diferentes, mejores y con forme al mandato de la ley, para bien de ellos, del país y de todos.

Diferencia

Lo esperable es que marquen una diferencia, partiendo de su celo por el fiel cumplimiento de la ley y la Constitución, que sería su mejor legado. ¿Quién se acuerda y en qué zafacón de la historia están los violadores e incumplidores de otros tiempos, que se creyeron que el cargo, el rango o el poder serían eternos?

Como mortales y humanos, al fin, lo que se espera de todos es que lleguemos a servir y a tratar de hacerlo bien o lo mejor posible, conforme al deber y a las normas, leyes y reglas de juego pautadas por la sociedad. ¿Ilusos?

Hay una Unidad de Seguimiento de Ejecución de Sentencias en el TC, pero para no dejarlo a la voluntad política, capricho o ayuda que pueda dar el presidente de turno, hay que crear una mecanismo legar más fuerte -con gendarmería propia, si fuere necesario– para hacer cumplir todas las sentencias del TC, de la Suprema y de todos los tribunales del país , sin que nadie se burle de la ley ni escape a las consecuencias de un desacato, aunque sea cuando salga del cargo y la justicia lo busque en  su casa, ya quitado bulla y en pantaloncitos cortos, y le pida cuenta por la violación, el irrespeto o el daño hecho a la institucionalidad.

Presidente Abinader, dé una orden marcial para el cumplimiento irrestricto de las sentencias, que los guardias en lo que no se pierden nunca es en el cumplimiento de una “orden superior” emanada de su comandante en jefe. Y ministro Fernández Onofre y director policial, Guzmán Peralta, sienten un precedente y llévense ese mérito para su casa, historial personal y orgullo familiar. ¡Y habéis cumplido con su deber, como nadie más!

encar-medios@hotmail.com

jpm-am

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