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Opinion

Conducta mezquina: violencia

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EL AUTOR es ministro cristiano. Reside en La Vega.

Violencia: «Fuerza interna, impetuosa…Abuso de la fuerza…Coacción ejercida sobre una persona para obtener su aquiscencia en un acto jurídico…Fuerza que se ejerce contra el derecho de la ley…Violación de una mujer». Violentar: «Obligar, forzar…Violentar las conciencias»... Dicc. Pequeño Larousse Ilustrado.

La violencia es hacer que alguien realice algo contra su voluntad, quedando exento toda acción que corresponda a deberes que por voluntad expresa se haya asumido con anterioridad. Esta debe protegerse, debido al derecho superior, los derechos cuyos efectos sean de mayor importancia que los deberes contraídos, como son: Toda acción ejercida sobre el cuerpo físico y la vida, como también, debe tomarse en consideración la conciencia, la moral y el bienestar general.

El ser humano ha tomado caminos de conflictos, los cuales muchas veces terminan de una manera violenta. Este comportamiento es absurdo, pues el ser  es inteligente, capaz de aprender conductas de paz, amor, comunión, solidaridad, entre otras virtudes, que hacen de las personas seres productivos, edificados y transportadores del bienestar colectivo. En ese sentido, la violencia es contraria a la vida humana.

La violencia es un acto animalesco, la cual ha sido aprendida, ya que no es  innata. Por eso, también puede ser desaprendida, convirtiendo al ser en educado, espiritual, pacífico, y sobre todo en un ser útil. En tal virtud, el peligro que ejerce la violencia, a través del humano, puede evitarse por medio de cambiar lo que influye negativamente al individuo. Esto es posible, con el concurso de la misma persona.

Ningún tipo de violencia debe ser ejecutada contra alguien, ya sea niños, adultos, envejecientes, y sin importar el sexo de la persona. Toda violencia procede de un corazón carente de luz, amor y comprensión. De ahí que, se requiere de una educación que induzca el servir y ser útil a los demás. La violencia es un acto  abusivo y cobarde, que se manifiesta inversamente como valiente; la persona valiente no utiliza la violencia en ninguna de sus manifestaciones.

Clasificación

La violencia según su manifestación se puede clasifica en sicológica, física, de propiedad, estatal, delincuencial, subordinada y sobre todo intrafamiliar. Hay que decirle no a la violencia, en cualesquiera de sus manifestaciones, ya que la violencia engendra violencia. Es de sabio, confrontar este flagelo social, como una expresión de amor a la vida. Dios  quiere que, amemos a sus criaturas, como a la creación en sentido general.

El mundo que existió antes del diluvio, en los tiempos de Noé, fue destruido por causa de la violencia. «Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra» Gén. 6: 11- 13.

Las sociedades deben tratar de que sus instituciones sociales, propaguen la paz, el amor, la fe y el temor a Dios, como herramientas contrarias, las cuales pueden evitar la violencia, en todo sentido. Se deben hacer actividades que hagan posible, estos comportamientos. Jesucristo fue un ente de paz, como cantaron los ángeles cuando el nació: » Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» Lc. 2:14.

El ser humano debe empoderarse de la sabiduría en encaminarse para una buena convivencia con los demás congéneres. Se debe proyectar un hombre nuevo, capaz de cumplir con sus deberes terrenales y divinos, y que  respete los derechos de los demás. Es responsabilidad de todos  contribuir a un ambiente sin violencia. El apóstol Pablo escribió: «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres» Rom. 12 18.

Debemos aprender a comportarnos como verdaderos seres humanos inteligentes,  respetando y considerando a los demás como a nosotros mismos. Jesucristo dijo: «Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas» Mt. 7: 12.

jpm-am

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