A 4 meses de la tragedia del Jet Set, el dolor sigue tangible en zona cero

Santo Domingo. -Aunque se dice que el tiempo todo lo cura, un manto de dolor y angustia todavía se cierne sobre la zona cero de la tragedia del Jet Set, a 4 meses del desplome del techo de la popular discoteca.

122 días han pasado desde el fatídico 8 de abril, cuando una noche de diversión terminó convirtiéndose en la pesadilla de todo un país.

El centro de diversión, ubicado en la capital dominicana, y que vibró por última vez al ritmo de los merengues de Rubby Pérez, hoy es un mausoleo vacío donde cientos acuden a llorar a sus muertos.

Cuatro meses después, la presencia de familiares al lugar es tímida, pero se percibe en las flores frescas que adornan las fotografías de aquellos que ya no están.

Hojas de zinc y pedazos de madera mantienen cubiertos los alrededores del Jet Set, y un alto contingente policial custodia de manera permanente el perímetro de la siniestrada discoteca.

A un lado, la estación de combustible que durante varios días funcionó como campamento para cientos de familias, ya opera con normalidad.

Las manifestaciones de fe continúan presentes en la zona cero, donde cada mes se realiza una misa en memoria de los 236 fallecidos.

A pesar del tiempo, la sed y búsqueda de justicia siguen latentes entre los familiares de las víctimas, quienes se mantienen a la espera de que se determine si se llevará a un juicio de fondo a Antonio y Maribel Espaillat, a quienes se les impuso impedimento de salida y presentación periódica como medida de coerción tras el desplome del techo de la discoteca.

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Santo Domingo. -Aunque se dice que el tiempo todo lo cura, un manto de dolor y angustia todavía se cierne sobre la zona cero de la tragedia del Jet Set, a 4 meses del desplome del techo de la popular discoteca.

122 días han pasado desde el fatídico 8 de abril, cuando una noche de diversión terminó convirtiéndose en la pesadilla de todo un país.

El centro de diversión, ubicado en la capital dominicana, y que vibró por última vez al ritmo de los merengues de Rubby Pérez, hoy es un mausoleo vacío donde cientos acuden a llorar a sus muertos.

Cuatro meses después, la presencia de familiares al lugar es tímida, pero se percibe en las flores frescas que adornan las fotografías de aquellos que ya no están.

Hojas de zinc y pedazos de madera mantienen cubiertos los alrededores del Jet Set, y un alto contingente policial custodia de manera permanente el perímetro de la siniestrada discoteca.

A un lado, la estación de combustible que durante varios días funcionó como campamento para cientos de familias, ya opera con normalidad.

Las manifestaciones de fe continúan presentes en la zona cero, donde cada mes se realiza una misa en memoria de los 236 fallecidos.

A pesar del tiempo, la sed y búsqueda de justicia siguen latentes entre los familiares de las víctimas, quienes se mantienen a la espera de que se determine si se llevará a un juicio de fondo a Antonio y Maribel Espaillat, a quienes se les impuso impedimento de salida y presentación periódica como medida de coerción tras el desplome del techo de la discoteca.