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Noviembre, mes de tragedias: las lluvias del 4 de 2022 y del 18 de 2023 dejaron huellas imborrables

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El mes de noviembre se ha convertido en un símbolo de tragedia para el Gran Santo Domingo. Tanto en 2022 como en 2023, la capital fue azotada por lluvias torrenciales que, en cuestión de horas, colapsaron el tránsito, anegaron avenidas principales y dejaron tras de sí un rastro de muerte y destrucción.

El primer evento ocurrió el viernes 4 de noviembre de 2022, cuando un torrencial aguacero descargó más de 70 milímetros de agua en menos de tres horas, superando los promedios históricos de todo un mes. Las principales arterias del Distrito Nacional —27 de Febrero, John F. Kennedy, Máximo Gómez y Winston Churchill— quedaron completamente inundadas.

Ese día, nueve personas perdieron la vida y los daños materiales fueron estimados en mil millones de pesos, según el Centro de Operaciones de Emergencias (COE). Las imágenes de automóviles flotando y familias atrapadas en viviendas y parqueos evidenciaron la falta de protocolos y la debilidad del sistema de drenaje pluvial.

Un año más tarde, el 18 de noviembre de 2023, la historia se repitió, pero con una magnitud aún mayor. En menos de 24 horas, se registraron 431 milímetros de lluvia, el mayor acumulado de precipitación en la historia del país para un solo día, según datos de la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi).

Las consecuencias fueron devastadoras: al menos 30 fallecidos, cientos de viviendas afectadas y daños que superaron los RD$7,000 millones, de acuerdo con estimaciones oficiales.

Un estudio del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) determinó que más de 132 kilómetros cuadrados de zonas urbanas en el Distrito Nacional y Santo Domingo Oeste resultaron afectadas por las inundaciones de 2023.

Ambos fenómenos coincidieron no solo en el mes, sino también en el patrón meteorológico: la combinación de una vaguada con una onda tropical. Sin embargo, las autoridades reconocen que la saturación del drenaje, el crecimiento urbano desordenado y la ocupación de cañadas agravaron los efectos.

Tres años después de la primera tragedia, y dos de la segunda, noviembre sigue siendo un recordatorio de la fragilidad del sistema urbano frente al cambio climático. Aunque el Gobierno ha anunciado planes de reconstrucción de cañadas y ampliación del drenaje pluvial, los especialistas advierten que las soluciones deben ser estructurales y no reactivas.

“Las lluvias de noviembre nos recordaron que el problema no es el agua, sino cómo hemos construido nuestras ciudades sin respetar su curso natural”, señaló un experto en hidrología urbana consultado por Diario Libre.

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Noviembre, mes de tragedias: las lluvias del 4 de 2022 y del 18 de 2023 dejaron huellas imborrables

El mes de noviembre se ha convertido en un símbolo de tragedia para el Gran Santo Domingo. Tanto en 2022 como en 2023, la capital fue azotada por lluvias torrenciales que, en cuestión de horas, colapsaron el tránsito, anegaron avenidas principales y dejaron tras de sí un rastro de muerte y destrucción.

El primer evento ocurrió el viernes 4 de noviembre de 2022, cuando un torrencial aguacero descargó más de 70 milímetros de agua en menos de tres horas, superando los promedios históricos de todo un mes. Las principales arterias del Distrito Nacional —27 de Febrero, John F. Kennedy, Máximo Gómez y Winston Churchill— quedaron completamente inundadas.

Ese día, nueve personas perdieron la vida y los daños materiales fueron estimados en mil millones de pesos, según el Centro de Operaciones de Emergencias (COE). Las imágenes de automóviles flotando y familias atrapadas en viviendas y parqueos evidenciaron la falta de protocolos y la debilidad del sistema de drenaje pluvial.

Un año más tarde, el 18 de noviembre de 2023, la historia se repitió, pero con una magnitud aún mayor. En menos de 24 horas, se registraron 431 milímetros de lluvia, el mayor acumulado de precipitación en la historia del país para un solo día, según datos de la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi).

Las consecuencias fueron devastadoras: al menos 30 fallecidos, cientos de viviendas afectadas y daños que superaron los RD$7,000 millones, de acuerdo con estimaciones oficiales.

Un estudio del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) determinó que más de 132 kilómetros cuadrados de zonas urbanas en el Distrito Nacional y Santo Domingo Oeste resultaron afectadas por las inundaciones de 2023.

Ambos fenómenos coincidieron no solo en el mes, sino también en el patrón meteorológico: la combinación de una vaguada con una onda tropical. Sin embargo, las autoridades reconocen que la saturación del drenaje, el crecimiento urbano desordenado y la ocupación de cañadas agravaron los efectos.

Tres años después de la primera tragedia, y dos de la segunda, noviembre sigue siendo un recordatorio de la fragilidad del sistema urbano frente al cambio climático. Aunque el Gobierno ha anunciado planes de reconstrucción de cañadas y ampliación del drenaje pluvial, los especialistas advierten que las soluciones deben ser estructurales y no reactivas.

“Las lluvias de noviembre nos recordaron que el problema no es el agua, sino cómo hemos construido nuestras ciudades sin respetar su curso natural”, señaló un experto en hidrología urbana consultado por Diario Libre.